Ha llegado el día de escribir mi post número cien, y hoy no va ni por la moda ni por Room Nº13, sino por otra de mis grandes pasiones: VIAJAR. Esta Semana Santa he estado en China, ese país que se encuentra a infinitos kilómetros de aquí y en el que todo es al revés. He visitado tres ciudades muy diferentes entre ellas pero que me han esgatusado, en especial Shangai, mi ciudad fetiche.
Os dejo una pequeña selección de las fotos del viaje para que veáis un poquito de lo que yo he podido disfrutar.

Pekín, ciudad Olímpica

Pekín, ciudad Olímpica

Pekín, ciudad prohibida

Pekín, parque Beihai

Hantzhou

Pekín

Pekín

Pekín

Pekín, mujeres practicando Tai Chi
Los parques y los lagos son muy comunes en China. La gente camina, disfruta dando un paseo en barquita o incluso practicando Tai Chi, como véis en esta imagen. Esta práctica es de lo más común en Oriente y es muy habitual verlo en cualquier parque.

Hangtzou, Lago del Oeste

Hangtzou, Lago del Oeste

Shangai, Yugarden

Shangai, el Bund

Shangai, el Bund

Shangai, el Bund

Shangai, vista del Bund por la noche

El Shangai parisino
Shangai me ha dejado marcada. Su arquitectura, mezcla entre lo chino y lo neoyorkino, es algo que no deja indiferente a nadie. Sin duda, si me tengo que quedar con una imagen del viaje me quedo con la que acabáis de ver del Bund de noche, una vista espectacular con el río de por medio y los rascacielos encendidos de fondo.

Hangzou, templos budistas

Hangzou, templos budistas
Me gustaría destacar una cosa más que me resultó muy curiosa. A parte de la comida, los olores, los índices de contaminación, la cultura, sus gentes,… China me enseñó algo que me pareció muy interesante y una gran lección ante la vida. ¿Conocíais al Buda sonriente? ¿Sabéis por qué sonríe? Buda le sonríe a la vida y esconde en esa tremenda barriga los problemas, exactamente lo que nosotros deberíamos aprender a hacer.
Cayetana de Ozámiz Diéguez